La vida, una vorágine imparable de circunstancias abstractas,
a veces dulces, amargas, inciertas, placenteras, versátiles, fugaces o eternas,
en otras ocasiones agresivas, invasoras, crueles e injustas,
pero posibles siempre.
El gran Hermes lo planteó desde el inicio de los tiempos,
nada se le escapa al Todo, porque cada fragmento lo compone.
Las polaridades por las distantes se originan de la misma naturaleza,
los sucesos estelares también se perciben en la órbita terrestre, el diario vivir,
la cotidianidad estrellada, un Big Bang puede ser el odio e intolerancia materializada,
y Orión el más bello sentimiento.
Partículas subatómicas repletas de vibraciones,
positivas o negativas, da igual,
¡energía es energía!
Y si la energía es vida,
¿por qué acabarla con mentiras?
Muerte, desasosiego, ambivalencia e indiferencia,
el imaginario contemporáneo inmerso en la net,
en la facilidad del consumo, del consumo humano, natural, estelar...
Sueno a reggaeton, pero sin son, ni sazón.
La composición llegó de un desa-son.
¿Qué más da si todo es vibración, mental, de polaridad, rítmico?
Toda acción tiene su reacción y viceversa,
sea dentro del cosmos universal,
o en las células de tu pulgar, da igual.
El origen está sellado por el credo que lo limite.
Por: Sylvanna Cassalins #LaEsenciaDeDiosEnLaPachamama
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